miércoles, 2 de junio de 2010

PROSTITUCION


En la actualidad la prostitución no está tipificada como delito en la mayoría de Códigos Penales del mundo, sí estándolo algunas conductas afines a la misma, como el proxenetismo.

El intercambio de servicios sexuales por dinero de manera más o menos abierta está permitido en la mayoría de los países, excepto en los Estados Unidos (salvo en algunos condados del estado de Nevada) y en determinados países musulmanes. En su día también existía una prohibición en algunos países comunistas.

En el trato que los gobiernos y las leyes dan a la prostitución en el mundo existe un amplio espectro que alcanza desde la pena de muerte que se le impone a una prostituta en algunos países islámicos, hasta su consideración como ciudadanas que ejercen una profesión y que pagan sus impuestos, como es el caso de Holanda, donde también es legal regentar un burdel y anunciar los servicios en los medios de comunicación. La situación legal en Alemania es casi igual a la de Holanda. En muchos países la prostitución no es ilegal, pero sí las actividades que la rodean, como los burdeles, la publicidad o la captación de clientes.

En esta modalidad, la prostituta, generalmente vestida de manera provocadora con piezas de ropa ajustada o reveladora, busca clientes mientras se encuentra en un lugar público como una esquina o una plaza, o mientras camina por secciones determinadas de una gran avenida. Por lo general las ofertantes que usan este método esperan a que el cliente haga el esfuerzo de iniciar el contacto y la consecuente negociación. Usualmente una vez establecido contacto y los términos comerciales acordados, las actividades -de breve duración- se realizan en el vehículo del cliente, en algún lugar apartado o en algún hotel de baja categoría cercano al sitio de encuentro.
Locales nocturnos. Otra modalidad involucra a prostitutas que solicitan clientes en negocios abiertos al público. En algunos casos en el establecimiento no hay ninguna relación formal entre la prostituta y el local. Por hábito y al correrse la voz, el sitio se convierte en una especie de bar de solteros, a donde los clientes van a sabiendas de la alta concentración de prostitutas, y viceversa. En otros casos, el local y la prostituta tienen una relación establecida entre ambos; a cambio de un salario mínimo o de una comisión en los tragos que le invitan, ella debe cumplir con un mínimo de normas de la casa, como por ejemplo ir a "trabajar" un mínimo de días a la semana y cumplir con un horario mínimo, o recibir un mínimo de tragos al mes invitados por los clientes. En ambos casos la prostituta termina su jornada en cuanto consigue un cliente dispuesto a contratar sus servicios

1 comentario:

Mario Guerra Martínez dijo...

FElicidades a Thania por su publicación en el blog.