miércoles, 6 de junio de 2012

Mi conclusión es:

La prostitución por ser un problema histórico-social complejo es difícil de definir y por tanto sumamente difícil para los diversos niveles de gobierno decidir acciones políticas, jurídicas y administrativas encaminadas a prevenirla o intentar erradicarla.







Entiéndase que el tema de la prostitución no se reduce al mero intercambio de sexo por dinero. Esa definición simplista no opera en un tipo de sociedad cada vez más diversificada y tecnificada como la nuestra. Pues, se trata de un fenómeno social, repito, complejo, en cuyo estudio se advierten diversas perspectivas para indagar en sus causas, las cuales a su vez originan otros graves problemas -de salud y seguridad públicas, de irritación social y de abuso policíaco-, por lo que la prostitución debe ser atendida de inmediato y no continuar soslayándola, viéndola como si fuera algo normal en esta ciudad donde nuestra juventud ya de por sí tiene innumerables facilidades para «contaminarse» y corromperse por el relajamiento de la disciplina en el seno familiar y la pérdida de valores dada la influencia cultural nociva que ejercen en los jóvenes los programas televisivos y películas procedentes de los Estados Unidos de América, cargados excesivamente de innecesaria violencia, sensualismo, tabaquismo, drogas y alcohol.
Además, independientemente de sus obvias implicaciones éticas, mora-les y jurídicas, nos encontramos ante un problema social que crece conforme aumenta la pobreza, el desempleo y se destruyen los valores morales que dan cohesión a las familias sinaloenses.

Es preciso evitar urgentemente que la práctica del comercio sexual continúe vulnerando a la sociedad de México. Es indispensable que se regule el llamado sexo servicio de manera racional, pero para controlarlo y evitar que siga proliferando aún más. Pero, tomando en consideración que la prosti-tución no debe reglamentarse con nor-mas que toquen esta problemática desde la perspectiva puramente mercantil.
 La prostitución es un problema social y de salud pública graves, por tal razón debe analizarse con seriedad y profundidad en cuanto a sus causas y también en cuanto a sus efectos directos y colaterales. Más que la cues-tión de pagar impuestos, lo más impor-tante es controlar la actividad para que la población no se siga contagiando de SIDA.






















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